Desde la Puerta de Alcalá

Por José Luis Sampedro

Llevamos semanas diciéndolo, pidiéndolo, gritándolo.

Lo hemos cantado, recitado, bailado y pintado.

Desde el parlamento, desde las pasarelas, los teatros y entregas de premios.

Con la voz, la palabra, globos y cacerolas.

El gobierno no nos oye, no quiere oírnos, pero nosotros no nos cansamos.

Aquí estamos reunidos para cantar y gritar una vez más.

Sin huevos, sin piedras, y, sobre todo SIN BOMBAS.

Un día más, nos reunimos para cantar y gritar el NO A LA GUERRA, luchando POR NUESTRA PROPIA DIGNIDAD. Ese valor más importante que el petróleo.

Baje o suba el barril, señora Ministra, seguimos diciéndole NO A LAS BOMBAS. Somos un pueblo digno, señora Ministra; no nos importa su petróleo si proviene de un botín de guerra. Somos pobres, pero no miserables ¿logra usted entenderlo señora Ministra?
Esta guerra no es legal, no la autorizó el Consejo de Seguridad de la ONU, aunque Aznar afirme lo contrario mintiendo en las Cortes. Esta guerra no es para liberar a Irak, sino para someterlo a Estados Unidos. Esta guerra no es contra el terrorismo de Al Quaeda, ajeno a Sadam Hussein.

Todas esas mentiras no nos engañan. Y es verdad que Sadam Hussein es un tirano, pero Bush no es quien para juzgarle ni ejecutarle: ese poder es de las Naciones Unidas y los tribunales internacionales.

La verdad es que Estados Unidos quiere mandar él solo por encima de las leyes mundiales. Acusa a Sadam Hussein para convertir a Irak en cabeza de puente y así extender su dominio en Asia. Y no le importa despilfarrar en matar, destruir y reconstruir los millones que niega para la ayuda al Tercer Mundo. Cuando la guerra mete dólares en muchos bolsillos, ¿qué importa la sangre ajena?

Ésa es la verdad de Bush, ése experto en sentencias de muerte y fiel asiduo a la misa del domingo para contar con Dios.
La verdad de su cómplice inglés es ver si reanima el viejo imperio venido a menos.
¿Y cuál es la verdad del tercero, el «amigo» Aznar que ha metido a España en la aventura, contra la voluntad de la gran mayoría ciudadana?

¿Qué gana España? Hasta ahora el señor Aznar sólo ha logrado fotografiarse en las Azores con la mano de Bush en su hombro. No podía pedir más, pues fracasó en las dos misiones que le encargaron por su condición de hispano y católico: No convenció al Papa ni a Méjico para que traicionaran sus creencias y su dignidad.

Quizás después, a la hora del reparto, algunas empresas españolas ganen algo en la reconstrucción de Irak, pero será a costa del destrozo hecho por el Sr. Aznar en nuestras relaciones internacionales. Su entrega a Bush ha contribuido a fraccionar Europa, nos ha declarado enemigos del Islam y de Marruecos y se ha opuesto a la América Latina cuya dignidad defendieron Méjico y Chile en la ONU, frente a las presiones de Bush. Todo eso supone que España pague un precio demasiado alto por las vanidosas fotos del trío en las Azores.

La historia le juzgará, pero los ciudadanos españoles ya le hemos condenado, aunque él siga agarrado al poder abusivo. Y junto a todos los españoles, hoy somos los artistas, sintiéndonos reflejo sensibilizado del espíritu popular, quienes le rechazamos con nuestro clamor, aunque nos arriesguemos, como Luis Eduardo Aute, Juan Luis Galiardo y otros compañeros, a bastardas represalias de los autoritarios oficiales de uno y otro lado del Atlántico.

Por todo ello, POR NUESTRA DIGNIDAD frente a la vileza y a las mentiras, pedimos el retorno a la democracia mundial frente al imperialismo armado y gritamos:

AZNAR DIMISIÓN Y
¡¡¡NO A LA GUERRA!!!

Texto leído por Rosa María Sardá en el concierto contra la guerra que tuvo lugar en la Puerta de Alcalá de Madrid el 6/04/2003