La amenaza contra Irak se agiganta. Bush parece decidido a una mal llamada «guerra» que, dada su aplastante superioridad en armamento, es de hecho un crimen impune contra la humanidad.
- Arrasar Irak pretextando que alberga a terroristas es una hipocresía inaceptable. Los bombardeos aéreos no son la mejor arma para capturar a individuos o grupos terroristas, como lo demostró la supervivencia de Bin Laden en Afghanistan.
- La supuesta posesión de armas nucleares por Irak tampoco justifica la agresión. Primero, porque esas armas no han aparecido; segundo, porque las posee en abundancia Corea del Norte, con la que Bush acepta negociar.
- El pretexto de que Irak incumple un acuerdo de la ONU tampoco vale, puesto que Bush apoya sin reservas a un Israel que incumple tales mandatos reiteradamente.
En conclusión: La defensa de la libertad y la seguridad humana no es la causa de la agresión. Bush ataca para servir ambiciones estratégicas y los intereses petroleros y armamentistas de los grupos de poder que le hicieron presidente. En aras de esos factores y de su propia y codiciosa soberbia, Bush desprecia el derecho de gentes y se dispone a destruir vidas inocentes y bienes colectivos. Encarna una barbarie tecnificada y es ahora el más peligroso terrorista porque tiene los medios más mortíferos.
Ante tamaña monstruosidad callar es hacerse cómplice y colaborar es participar en un crimen de lesa humanidad. Si el gobierno español apoya la agresión, a sabiendas por encuestas de que dos tercios de españoles la rechazan, traicionará a la Comunidad Internacional y al pueblo al que pretende servir y representar.
Aun sin entrar en otros muchos aspectos de esa amenaza que a todos nos afecta, lo aquí expuesto es más que suficiente para oponerse a ella y para despreciar a Bush y a sus cómplices como enemigos de la Humanidad e indignos de la convivencia civilizada.