1950-1960
«La década de los cincuenta fue importante en el campo en que me movía. Se crea entonces el Ministerio de Comercio y se nombra ministro a don Manuel Arburúa, el director general del Banco Exterior de cuyo servicio de estudios me había hecho cargo. Yo de ninguna manera quería aceptar un cargo ministerial que me vinculara al régimen franquista, llegamos a la solución salomónica consistente en quedarme como empleado del banco con mi sueldo correspondiente y que fuese el banco el que me autorizara a acudir al ministerio en calidad de técnico. Mi trabajo en el ministerio me permitió adquirir conocimiento directo de instituciones internacionales.
En esas condiciones estuve seis años en el Ministerio de Comercio además de en el banco y, por supuesto sin dejar la universidad que era lo que verdaderamente me interesaba y me gustaba.
En el cincuenta y uno se publican mis primeras obras económicas Principios prácticos de localización industrial y Efectos de la unidad económica de Europa.
En el cincuenta y dos publico mi primera novela, Congreso en Estocolmo, tras mi asistencia a un congreso bancario. La novela fue bien acogida por los críticos de entonces, Torrente Ballester y Eugenio de Mora.
A mediados de la década escribí otra obra de teatro Un sitio para vivir, una comedia contra el desarrollo económico insostenible que como catedrático de Estructura Económica ya proclamaba entonces.
En el cincuenta y cinco aprobé las oposiciones a cátedra.
En el cincuenta y ocho se publican Realidad Económica y análisis estructural y El futuro europeo de España.
A finales de la década vino el Plan de Estabilización (la transformación de la autarquía en una economía en la línea de lo que se hacía en Europa), en el que unos pocos economistas tuvimos un papel decisivo. Para mí fue muy importante pertenecer a esa generación de economistas, intentando abrir ventanas hacia Europa, naturalmente, dentro de los límites posibles».